La dinámica de las estructuras
del mercado turístico así como los continuos avances de las aplicaciones
tecnológicas dentro del sector hacen necesario mantener una constante actitud
de investigación en el turismo.
La investigación permite:
Entender los eventos que se
producen dentro del sector, tanto internamente como en su entorno. Proporciona,
por tanto, información para asistir a los decisores y planificadores de
políticas, para que entiendan las situaciones específicas en las que se ve
envuelto el sector y se preparen para los cambios que hay que realizar.
Explicar y realizar informes
sobre la realidad actual, estableciendo predicciones futuras que serán la base
de toma de decisiones y control de los sistemas turísticos. Con ello se
consigue promover la competitividad de la actividad turística a largo plazo.
Dar respuesta a las preguntas que desde el
mundo del turismo se puedan plantear para solucionar problemas o posicionarse
dentro de esquemas más competitivos y ganar posiciones ante la creciente
rivalidad entre las empresas del propio sector turístico.
Proporcionar un valor añadido
adicional a la empresa como poseedora de un “knowhow” que le diferencie
respecto a sus competidores.
La investigación teórica
proporciona un mecanismo de generación de ideas y de desarrollos teóricos que
permiten descubrir, inventar o proyectar situaciones dentro del mundo del
turismo, en beneficio de la competitividad del sector. La investigación aplicada
o, lo que es lo mismo, la base antes de la acción y la toma de decisión, constituye
un proceso de materialización de ideas nacidas en otros lugares y es uno de los
instrumentos más eficientes con el que cuentan las empresas para asegurar su competitividad
y sostenibilidad.
Un ejemplo de investigación
teórica sería el análisis que las nuevas tecnologías producen sobre el sistema
turístico y la competitividad de las empresas. Cuando esta investigación se
aplica en una determinada área geográfica, se convierte en investigación
aplicada.
¿Quién necesita investigar en turismo?
Las empresas turísticas para
adaptarse a los nuevos mecanismos de mercado y a los procesos de modernización
impuestos por las nuevas tecnologías.
La administración pública, que debe de adecuar
sus planes de desarrollo turístico a la investigación para un crecimiento
turístico, equilibrado y sostenible.
Las instituciones educativas,
como transmisoras del conocimiento, deben estimular la investigación para
posicionar el sector entre los más desarrollados.
Los organismos internacionales de
turismo, como la OMT, que tienen un papel importante como coordinadores.
Los gabinetes de estudio
privados, que deben de solucionar los problemas que les plantea el sector dando
respuesta a preguntas y planes concretos.
Las agencias de cooperación
internacional, que deben dar una solución integral a problemas específicos de
desarrollo turístico sostenible.
Bibliografía:
SANCHO A.; GARCÍA G., PÉREZ J.M. y CABRER B.:
Apuntes de Metodología de la Investigación en Turismo. OMT. Madrid, 2001.